domingo, 16 de enero de 2011
DÍA DEL NACIMIENTO AL CIELO DE LA MADRE IRMITA SÚAREZ (15/01/1868 - 15/01/11)
DECLARACIÓN DEL PATRIARCADO DE LA COMUNIÓN APOSTÓLICA ECUMÉNICA
Iglesia Católica Apostólica Antigua del Río de Plata
Celebración Abracista de la Madre Irmita Súarez
Las personas cristianas y las comunidades cristianas, sentimos la obligación de
pedir perdón a otras comunidades de fe y creencias, a las que perseguimos, combatimos e ignoramos.
También, sentimos la obligación de pedir perdón, a las mujeres a las que durante siglos discriminamos, excluimos y culpabilizamos, utilizando la palabra humana y no el mensaje divino de las Sagradas Escrituras.
Nada más lejos de las enseñanzas de Jesús, que nos enseñó la inclusión de lo diferente y de la mujer en su comunidad, prototipo de una Sociedad Justa, una Humanidad Solidaria y una Civilización del Amor, a la que él llamó “Reino”.
Dos mil años después del acontecimiento Jesús de Nazaret, muchas comunidades de fe que dicen ser sus discípulas, continúan tomando y repitiendo lo peor de la cultura donde él vivió, dejando a las mujeres en el lugar de discriminación y exclusión en que El las encontró y del que las sacó.
Quienes entendieron y vivieron el mensaje central de Jesús, no fueron los discípulos varones que se pelearon por los lugares de poder (Mc. 9,33-35; cf. 10,35-44), sino la mujeres de adoptaron una actitud de servicio a las demás personas (Mc. 1,29-31) siguiendo las enseñanzas del Maestro (Mc. 10,45).
A quienes pretenden seguirlo, Jesús propone como modelo, no el hombre joven y rico (Mc. 10,17-23), sino la mujer, viuda y pobre (Mc. 12,41-44), aquella que es capaz de dar, y darlo todo, a ejemplo del Maestro (Mc. 10,45)
En Irma Suárez, ya muerta hace 143 años, la Iglesia Antigua reivindica la dignidad y los derechos de las mujeres que en la actualidad, pleno siglo XXI, siguen muriendo:
- Por situaciones de violencia doméstica;
- Por abortos clandestinos en situaciones sanitarias deficitarias;
- Por el VIH SIDA;
- Por las consecuencias de la extrema pobreza.
Pero también, las que vulneradas en su dignidad y sus derechos están muertas para la sociedad y las iglesias pero vivas para Jesús:
- las trabajadoras sexuales;
- las lesbianas;
- las transgénero;
- las consumidoras de drogas;
- las explotadas laboralmente;
- las explotadas sexualmente;
- las empobrecidas.
Fuerza Creadora, Madre y Padre, en día que recordamos a Irma Suárez y reconocemos en ella, su dignidad y sus derechos, pedimos que nuestra Iglesia recupere la experiencia de la Comunidad Apostólica, donde la equidad entre los géneros fue posible, en el nombre de Jesús. Amén.-
Sede Patriarcal de Montevideo